Santo Domingo de la Calzada
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Este Santo, Patrono de los ingenieros, nació en Viloria de Rioja, en el año 1019 y murió en el 1109. Tras algunos estudios infructuosos, se estableció en este lugar para llevar vida eremítica y asistir a los peregrinos que por allí pasaban. En 1044 tendió un puente sobre el río Oja para facilitarles el paso, construyó una hospedería en la que les atendía y, según Aymeric, “construyó el tramo de calzada entre Nájera y Redecilla del Camino”, de la que aún se conservan restos.
De entre los milagros realizados en aquel lugar, el más famoso y emblemático es el que se recoge en la conocida letrilla popular: “Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada”:
Documentos de 1350 refieren a la intervención de Santo Domingo en el caso del Peregrino ahorcado: “un matrimonio de Saintes, pertenecientes a la diócesis de Colonia peregrinaba a Compostela con su hijo Hugonell. En el mesón de Santo Domingo, la moza tienta al muchacho, que virtuosamente la rechaza. Despechada la mesonera, esconde una copa de plata entre la ropa de Hugonell y, a la mañana siguiente, le denuncia como autor del robo. El muchacho es prendido y ahorcado. Antes de proseguir viaje, sin embargo, los padres oyen la voz del hijo, que les comunica que está vivo, pues Santo Domingo le está sosteniendo por los pies. Se dirigen inmediatamente al Corregidor de la villa, que se disponía a comerse un gallo y una gallina asados, y le comunican el extraordinario suceso. El Corregidor zumbonamente les contesta que su hijo está tan vivo como las dos aves del plato. Visto y no visto, los animales saltan al punto del plato, se cubren de plumas y comienzan a revolotear y cantar, probando así la inocencia del joven peregrino ajusticiado.»
En recuerdo del milagro, se ha abierto en el brazo derecho del crucero de la Catedral, una hornacina labrada en estilo gótico tardío, cubierta con una reja renacentista, que recibe el nombre de Gallinero. En él vivaquean de continuo una hermosa pareja de gallo y gallina blancos, sustituidos cada veintitantos días. Se comprenderá que el canto del gallo antes de su partida, sea para los peregrinos un signo de buen augurio. Arriba de esta hornacina, cercano al sepulcro de Santo Domingo, hay un trozo de madera perteneciente a la horca del peregrino.
El heroísmo de los guerreros, la religiosidad de los Condes y la magnanimidad de los reyes, junto con la santidad de los claustros y el genio de los artistas, se unen en un solo nombre: Burgos.
En la Catedral de Santa María se venera el Santísimo Cristo de Burgos ante el cual se postraron reyes, príncipes, nobles y muchos santos, entre ellos: San Francisco de Asís, San Pedro Nolasco, San Bernardino de Siena, San Roque, San Vicente Ferrer, San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier, Santa Teresa de Jesús y muchos otros.
Allí también se veneran los restos de Santas Celona y Elena que dieron su vida por Cristo en el año 304. “Centola, cuya virtud era como sol refulgente en medio de las tinieblas del paganismo, no tardó en ser llamada al tribunal para exigirla que adorase a los dioses. Gobernaba el Imperio Dioclesiano. La santa se niega valientemente a sacrificar los satánicos ídolos de piedra, "porque venero y adoro al Señor Jesucristo, que me salvó, que vive y reina en los Cielos, por el cual reinan los reyes, por el cual viven los hombres, a quien desean contemplar los ángeles y que vendrá, a juzgar a los vivos y a los muertos... " De la prisión a los tormentos más horribles, y de éstos nuevamente a la prisión. Allí van, enviadas por el presidente Egliseo, unas mujeres para que intenten con palabras de compasión doblegar el ánimo de la santa. Pero son ellas las que se convierten al oír a la martirizada Centola hablar del Evangelio. Egliseo enfurecido se llega a la prisión para ultimar a la santa que sacrifique a los dioses. Centola le hace saber que Cristo ha preparado ya la corona de su victoria. El pérfido juez mandó cortarle la lengua. Ante el asombro de todos, Centola siguió hablando: "Señor Dios mío, que no abandonaste a tu sierva... ayúdame a consumar la confesión de tu nombre mil veces bendito... Pido a Tú piedad que a todos los que hicieren memoria de mi martirio, los escuches benigno en sus ruegos, cures sus enfermedades y los consueles en toda tribulación..." En esto una dama de esclarecido linaje llamada Elena entra en la prisión para felicitarla y darla ánimos ante la cercanía del premio. Centola la abraza llena de gozo, y la dice que se alegre también ella, porque en ese día recibirán las dos la corona de la victoria y juntas reinaran en el Cielo. Algunos testigos se convierten, y Egliseo manda decapitar a las dos santas. Era el 13 agosto de 304”.
Burgos
A
7 km de la ciudad de Burgos, se encuentra Vivar del Cid, donde nació
don Rodrigo Díaz de Vivar hacia el año 1043. Fueron sus ascendientes
alcaides de Castillos y gobernadores de distrito. A la muerte de
Fernando I (27 de diciembre de 1065) asumió el gobierno de Castilla su
hijo Sancho, quien puso al frente de toda su mesnada al joven Rodrigo,
que a los 15 años había pasado a la Corte, estudiando en Zamora con los
Infantes Sancho, Alfonso y García. En las batallas que como Alférez real
participó junto con el Rey Sancho, se destacó siempre por su heroísmo y
fortaleza entre todos los guerreros. En cierta ocasión luchó el solo
contra 15 contrarios, los cuales tuvieron que huir para salvar la vidas,
El 7 oct 1072, el Rey Sancho fue traidoramente asesinado en el asedio
de Zamora, y el nuevo monarca Alfonso VI "lo recibió con todo honor como
vasallo y lo conservó a su lado con amor y respeto. " Célebre es el
juramento que el Rey hubo de prestar en la Iglesia de Santa Gadea de no
haber tenido parte en la muerte de su hermano Sancho. El juramento por
su cargo de Alférez real se hizo ante el Cid Campeador. A los 26 años
contrajo matrimonio con Dna Jimena Díaz, hija de Diego, conde de
Asturias, biznieta del Rey león Alfonso V, y hermana de 3 Condes. El 14
mar 1075, el Cid se hallaba presente con Alfonso VI, las Infantas Urraca
y Elvira, Obispos, condes y magnates, en la apertura del Arca de las
Reliquias existente en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo. Ese
misino año, el 28 julio, el Rey le otorgó el señorío jurisdiccional
sobre Vivar y sobre otros muchos lugares. De estos bienes, en 1076, D.
Rodrigo y su esposa otorgaron la mitad de las villas Fresnosa y Peñacoba
al Monasterio de Silos. La donación se hizo con la presencia de Alfonso
VI en el Monasterio de Cárdena. Las envidias e intrigas hicieron que el
Rey desterrara injustamente al invencible Campeador. Era el año 1081.
Antes de partir dejó al cuidado de San Sisebuto, en el Monasterio de
Cardeña, a su esposa Jimena, y a sus hijas Cristina-Elvira y María-Sol.
"Aprisa cantan los gallos, / quieren quebrar el albor; / cuando llegó al
Monasterio / el buen Cid Campeador." Fueron muchas las batallas, todas
triunfales que durante el destierro protagonizó Rodrigo Díaz. Entre sus
muchas hazañas destacamos las victorias que frenaron la invasión
almorávide procedente del Norte de África, en 1094 y 1097, y la
conquista de Valencia. En aquella ciudad, a consecuencia de unas
heridas sufridas en batalla, El Cid falleció cristianamente el 10 jul
1099. Cuenta la leyenda que atado en su cabello Babieca, al frente de su
ejército, hizo huir a los sitiadores de la capital valenciana. De ahí
el dicho: "ganó batallas después de muerto. " En mayo de 1102, los
restos del legendario héroe fueron trasladados a su amado Monasterio de
Cárdena. En la actualidad reposan en esta catedral de Burgos.
La Chopera de las lanzas
Saliendo de Sahagún, en tierras leonesas, se cruza el Río Cea por el “Puente del Canto”, obra de Alfonso VI, que lo mandó construir en el año 1085. Nada más salir del puente, crece una frondosa chopera, retoño del legendario «Prado de las Lanzas» de Carlomagno. La «Historia de Carlomagno y Roldan», compuesta en el siglo XII y erróneamente atribuida al Arzobispo de Reims, Turpín, que constituye el libro IV del «Liber Sancti lacobi», (vulgarmente conocido como «Codex Calixtinus»), relata el hecho milagroso acontecido en aquel paraje. Perseguía Carlomagno al caudillo sarraceno Aigolando, en su expedición para liberar de infieles el Camino y el mismo sepulcro del Apóstol, cuando sucedió lo que sigue:
«... le encontraron [a Aigolando] en la tierra llamada Campos, junto al Cea, en unos prados, un sitio muy fértil y llano en el que, posteriormente, se levantaría, por mandato de Carlomagno y con su ayuda, la muy grande y excelente basílica de los Santos Mártires Facundo y Primitivo... Entonces algunos cristianos, preparando concienzudamente sus armas para la batalla la noche anterior, clavaron sus lanzas en tierra inhiestas, delante del campamento, es decir, en los prados que están junto al citado río. Al amanecer de día siguiente, aquellos que en la inminente batalla habían de recibir la palma del martirio por su fe en Dios, encontraron sus lanzas adornadas con cortezas y frondosas ramas. Maravillados más de lo que se pueda decir, y atribuyendo tal milagro del Señor, al poder divino, las cortaron a ras de tierra y, de las varas cuyas a raíces quedaron enterradas, nacieron después los grandes bosques que todavía hoy se pueden ver en aquel lugar, pues muchas de las lanzas estaban hechas de astas de fresno.»
Y nada menos que 40 000 fueron los cristianos que murieron en la batalla a orillas del Cea. Entre ellos, Milón, el padre del héroe Roldan. Pereció también el caballo de Carlomagno.
Este hermoso y legendario episodio, está representado en una de las doce tablas de plata repujada, que constituyen el famoso «Karlsschrein», o arqueta que contiene los restos del Emperador, en la Catedral de Aquisgrán.
El vecino camping lleva el nombre de «Pedro Ponce de León», el ilustre benedictino, pionero en la educación de sordomudos.
Saliendo de Sahagún, en tierras leonesas, se cruza el Río Cea por el “Puente del Canto”, obra de Alfonso VI, que lo mandó construir en el año 1085. Nada más salir del puente, crece una frondosa chopera, retoño del legendario «Prado de las Lanzas» de Carlomagno. La «Historia de Carlomagno y Roldan», compuesta en el siglo XII y erróneamente atribuida al Arzobispo de Reims, Turpín, que constituye el libro IV del «Liber Sancti lacobi», (vulgarmente conocido como «Codex Calixtinus»), relata el hecho milagroso acontecido en aquel paraje. Perseguía Carlomagno al caudillo sarraceno Aigolando, en su expedición para liberar de infieles el Camino y el mismo sepulcro del Apóstol, cuando sucedió lo que sigue:
«... le encontraron [a Aigolando] en la tierra llamada Campos, junto al Cea, en unos prados, un sitio muy fértil y llano en el que, posteriormente, se levantaría, por mandato de Carlomagno y con su ayuda, la muy grande y excelente basílica de los Santos Mártires Facundo y Primitivo... Entonces algunos cristianos, preparando concienzudamente sus armas para la batalla la noche anterior, clavaron sus lanzas en tierra inhiestas, delante del campamento, es decir, en los prados que están junto al citado río. Al amanecer de día siguiente, aquellos que en la inminente batalla habían de recibir la palma del martirio por su fe en Dios, encontraron sus lanzas adornadas con cortezas y frondosas ramas. Maravillados más de lo que se pueda decir, y atribuyendo tal milagro del Señor, al poder divino, las cortaron a ras de tierra y, de las varas cuyas a raíces quedaron enterradas, nacieron después los grandes bosques que todavía hoy se pueden ver en aquel lugar, pues muchas de las lanzas estaban hechas de astas de fresno.»
Y nada menos que 40 000 fueron los cristianos que murieron en la batalla a orillas del Cea. Entre ellos, Milón, el padre del héroe Roldan. Pereció también el caballo de Carlomagno.
Este hermoso y legendario episodio, está representado en una de las doce tablas de plata repujada, que constituyen el famoso «Karlsschrein», o arqueta que contiene los restos del Emperador, en la Catedral de Aquisgrán.
El vecino camping lleva el nombre de «Pedro Ponce de León», el ilustre benedictino, pionero en la educación de sordomudos.
Chopera de las Lanzas
León
En León destacamos la Iglesia San Marcelo. Una talla del titular y un Santo Cristo de inimitable realismo. El Retablo Mayor, barroco del XVIII, está dedicado a San Marcelo, su esposa Santa Nonia y a sus hijos SAN LUPERCIO, CLAUDIO, VICTORICO).
La urna situada bajo el Altar contiene los restos de SAN MARCELO. Nació en León, en la 2a mitad del siglo III. En jul del 298, Marcelo, Centurión de la Legión VII (León) tiene que desfilar ante la tribuna de las autoridades del Emperador Maximiano y doblar la rodilla quemando incienso a los ídolos. Llegado ante ellos tira al suelo su espada y el sarmiento de vid o insignia de mando, y se proclama cristiano. Es arrestado y sufre los primeros interrogatorios. Posteriormente se le envía a Tánger para ser juzgado por el prefecto Agricolano. El camino se prolongó durante 3 meses, y ya en Tánger, Marcelo fue condenado a muerte. Al oír la sentencia contestó al inicuo juez: "Gracias, Agricolao; Dios te pague el bien que me haces." Estas valientes palabras y la santidad del centurión, lograron que Cecilio, el carcelero y custodio que vino con San Marcelo desde León, así como el notario de la causa se convirtieran y alcanzaran junto con él el martirio. San Marcelo fue decapitado el 29 octubre de 298. Fue muy venerado en aquellas tierras hasta 1493 en que Fernando el Católico consiguió se trasladaran sus restos a León. El apoteósico recibimiento que esta ciudad hizo al santo estuvo presidido por Fernando el Católico. En la Procesión ocurrieron hechos milagrosos, tales como la curación instantánea de un paralítico leonés llamado Fernando de Villagómez, quien después de la gracia fue conducido hasta la presencia del monarca que al oír estas maravillas "hubo tan grande alegría que le corrían las lágrimas por las mejillas."
A unos 100 m. de esta iglesia, sobre el solar de la casa de San Marcelo se alza la Capilla Cristo de la Victoria, que a causa del ensanche de la calle se vio reducida a la mínima expresión en 1884. En esta vivienda fueron detenidos por orden de Agricolao los 3 hermanos: SAN CLAUDIO, LUPERCIO y VICTÓRICO, quienes después de confesar a Cristo ante el tribunal pagano, fueron degollados el 30 oct 303, en lugar donde más tarde se construyó el célebre monasterio benedictino de San Claudio. Al desaparecer el histórico cenobio en 1835, las reliquias de los 3 mártires, junto con otros cuerpos de santos, fueron trasladadas a esta Iglesia de San Marcelo. Es muy probable que en una de las urnas mencionadas haya reliquias de SANTA NONIA, esposa de Marcelo y madre de los 3 susodichos mártires. La virtuosa matrona, después del martirio de sus familiares, pidió a Dios la llevase junto a ellos al Cielo. León ha dedicado a Santa Nonia una Iglesia inaugurada el año 1805, sobre una antigua ermita.
La Cruz de Ferro
Entre las manifestaciones más llamativas del Camino, se encuentra la llamada "Cruz de Ferro". "Se alza ésta a un kilómetro del pueblo de Foncebadón, en la cumbre del puerto del propio nombre, dando vista a las dos vertientes, la de Maragatería, que aquí termina, y la del Bierzo, que aquí comienza.
Famosísima era -y lo es- la "Cruz de Ferro", donde los peregrinos que van a Compostela dejan una piedra -que traen desde el lugar de origen- recordando la necesidad cristiana de desprenderse de todos los apegos de la vida pasada para dar lugar al hombre nuevo como fruto principal del Camino. Sobre el montón de piedras se levanta una cruz de hierro en lo alto de un tronco pelado de unos 5 metros de altura.
En León destacamos la Iglesia San Marcelo. Una talla del titular y un Santo Cristo de inimitable realismo. El Retablo Mayor, barroco del XVIII, está dedicado a San Marcelo, su esposa Santa Nonia y a sus hijos SAN LUPERCIO, CLAUDIO, VICTORICO).
La urna situada bajo el Altar contiene los restos de SAN MARCELO. Nació en León, en la 2a mitad del siglo III. En jul del 298, Marcelo, Centurión de la Legión VII (León) tiene que desfilar ante la tribuna de las autoridades del Emperador Maximiano y doblar la rodilla quemando incienso a los ídolos. Llegado ante ellos tira al suelo su espada y el sarmiento de vid o insignia de mando, y se proclama cristiano. Es arrestado y sufre los primeros interrogatorios. Posteriormente se le envía a Tánger para ser juzgado por el prefecto Agricolano. El camino se prolongó durante 3 meses, y ya en Tánger, Marcelo fue condenado a muerte. Al oír la sentencia contestó al inicuo juez: "Gracias, Agricolao; Dios te pague el bien que me haces." Estas valientes palabras y la santidad del centurión, lograron que Cecilio, el carcelero y custodio que vino con San Marcelo desde León, así como el notario de la causa se convirtieran y alcanzaran junto con él el martirio. San Marcelo fue decapitado el 29 octubre de 298. Fue muy venerado en aquellas tierras hasta 1493 en que Fernando el Católico consiguió se trasladaran sus restos a León. El apoteósico recibimiento que esta ciudad hizo al santo estuvo presidido por Fernando el Católico. En la Procesión ocurrieron hechos milagrosos, tales como la curación instantánea de un paralítico leonés llamado Fernando de Villagómez, quien después de la gracia fue conducido hasta la presencia del monarca que al oír estas maravillas "hubo tan grande alegría que le corrían las lágrimas por las mejillas."
A unos 100 m. de esta iglesia, sobre el solar de la casa de San Marcelo se alza la Capilla Cristo de la Victoria, que a causa del ensanche de la calle se vio reducida a la mínima expresión en 1884. En esta vivienda fueron detenidos por orden de Agricolao los 3 hermanos: SAN CLAUDIO, LUPERCIO y VICTÓRICO, quienes después de confesar a Cristo ante el tribunal pagano, fueron degollados el 30 oct 303, en lugar donde más tarde se construyó el célebre monasterio benedictino de San Claudio. Al desaparecer el histórico cenobio en 1835, las reliquias de los 3 mártires, junto con otros cuerpos de santos, fueron trasladadas a esta Iglesia de San Marcelo. Es muy probable que en una de las urnas mencionadas haya reliquias de SANTA NONIA, esposa de Marcelo y madre de los 3 susodichos mártires. La virtuosa matrona, después del martirio de sus familiares, pidió a Dios la llevase junto a ellos al Cielo. León ha dedicado a Santa Nonia una Iglesia inaugurada el año 1805, sobre una antigua ermita.
La Cruz de Ferro
Entre las manifestaciones más llamativas del Camino, se encuentra la llamada "Cruz de Ferro". "Se alza ésta a un kilómetro del pueblo de Foncebadón, en la cumbre del puerto del propio nombre, dando vista a las dos vertientes, la de Maragatería, que aquí termina, y la del Bierzo, que aquí comienza.
Famosísima era -y lo es- la "Cruz de Ferro", donde los peregrinos que van a Compostela dejan una piedra -que traen desde el lugar de origen- recordando la necesidad cristiana de desprenderse de todos los apegos de la vida pasada para dar lugar al hombre nuevo como fruto principal del Camino. Sobre el montón de piedras se levanta una cruz de hierro en lo alto de un tronco pelado de unos 5 metros de altura.
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Otro de los lugares emblemáticos del Camino es Cebreiro. Situado a 1293 metros de altitud, es uno de los grandes desafíos de los peregrinos que llegan extenuados al templo de Santa María la Real en cuyo interior se venera una hermosa imagen de la Virgen del siglo XII. Rodean al templo las famosas “pallozas”, pequeñas viviendas de origen prerromano con estructura circular y cubierta de centeno.
En
el Cebreiro se produjo un notable milagro eucarístico hacia el año
1250: Invierno. La fuerte ventisca de nieve borraba los caminos
montañosos de este paisaje y desolado, haciendo muy penosa la marcha de
aquel buen vecino de Barxamaior (Barja-Mayor), pueblo distante media
legua de Cebreiro, a cuya iglesia se dirigía para oir la Santa Misa.
Aquella mañana celebraba el Santo Sacrificio un monje procedente de la
Abadía Benedictina de Aurillac (Francia), que por aquel entonces
(1072-1487) atendían el hospital y el albergue de peregrinos. El
sacerdote que menospreciaba en su interior el sacrificio del devoto
campesino, pensaba: "¡Cómo viene este hombre con una tan gran tempestad
y sumamente fatigado para ver un poco de pan y vino!", vio aterrado que
en el momento de la Consagración la Sagrada Forma se convierte en
carne, y el Cáliz en sangre que, al hervir se vierte y tiñe los
Corporales. En 1486 los Reyes Católicos en su camino hacia Compostela,
después de adorar el Milagro, regalaron un magnífico relicario que ha
llegado hasta nuestros días. El Cáliz y la Patena del milagroso suceso,
son obras románicas del XII, y figuran en el Catálogo de Arte Románico
Europeo. Junto a ellos está el Relicario de los Reyes Católicos que
guarda un trocito de Corporal, Carne de la Sagrada Forma y Sangre del
Cáliz milagroso. Todo ello está situado sobre el Altar de la nave
derecha en protectora y acristalada caja fuerte. En esta Capilla del
Milagro, hay unos sencillos mausoleos en arco que guardan los restos del
monje y del campesino protagonistas del Milagro. La Virgen de Cebreiro
o del Santo Milagro es una talla románica del XII, restaurada en 1971,
que presenció el histórico y mundial suceso, inclinándose para adorarlo,
así como la expulsión de los benedictinos en 1853 por orden de
Mendizábal. Las piedras prerrománticas y las notas musicales del Santo
Grial o Parsifal que Wagner compuso bajo la inspiración de este hecho
sobrenatural, siguen pregonando al mundo entero el grandioso Milagro
Eucarístico.
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![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCTtAKupLwTJrvdcxk54eZkWKsU1VFpS8gY91TVHnJIvXg0g1p9by4KogCoJ98-cswaC9ONHSVRr8Felpnk0r_bOKQkYrKMpn4AvHTdpgrjJ-QHcPrsbaZiR6236ddEuE3dMrOvryU-_gt/s320/Milagro+Eucar%25C3%25ADstico.jpg)
Milagro Eucarístico
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgfXvb1CmsRke6gXLVdc3pKXf4b42zUzYc_ci3aL1odJfIKURFUfllXJrNVBrWl6TT3_wGT0RPZMLB5OlL1e3KOk5npc6i5EkHR4FCtlyYCTyTfsbXNmBtFXgEphHsW5IWh0uT3GP9TEvf0/s1600/Compostela.jpg)
Después de mucho caminar por espesos bosques y próximos a llegar a Compostela, los peregrinos ascienden al Monte del Gozo, así llamado por ser el primer punto desde el que se divisa la Ciudad Santa del Apóstol. Son muchas las escenas de emoción incontenible que en el Monte del Gozo se producían y que refieren los relatos de los peregrinos. Hoy el gigantesco “complejo hospitalero” ha arruinado el idílico y sentimental paisaje que el Monte ofrecía antes.
Pasa luego el Camino por la Parroquia de San Lázaro, resto del Hospital de leprosos fundado a mediados del siglo XIII. El itinerario de la ciudad está lleno de reminiscencias jacobeas hasta que se llega, por la calle principal hasta la Catedral compostelana, relicario del precioso cuerpo del Apóstol Santiago, meta añorada de la peregrinación.
Una serie de rituales de origen remotísimo, deben cumplirse sin demora:
Pórtico de la Gloria
1.-
Al entrar en la catedral los tres croques o cabezazos en la imagen del
Maestro Mateo, constructor insigne, situada en la parte interior del Pórtico de la Gloria[1] de la catedral de Santiago que
representa la petición del peregrino de sabiduría e inteligencia. El
parteluz de la entrada principal consta de una rica columna que
representa la genealogía humana de Cristo y se conoce como el “Árbol de
Jesé”, el padre de David) y sobre ella la imagen sedente de Santiago
que, con gesto plácido y sereno, recibe al peregrino fatigado. La
profundidad de las huellas de los cinco dedos de la mano derecha
impresas sobre el árbol de Jesé, en secular rito, puede dar una idea de
la multitud de peregrinos que, a lo largo de los siglos, han tenido que
rendir viaje ante el Pórtico de la Gloria, para haber horadado de esa
forma el duro mármol.
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3.-
En el camarín del altar mayor no puede faltar el abrazo a la imagen del
Apóstol, una estatua de piedra en hábito de peregrino, famosa imagen
románica, recubierta de plata y pedrería barrocas.
4.-
Todo peregrino que se precie tiene que asistir por lo menos a una misa
de peregrinos. Ésta se celebra todos los días a las 12 hs. Al finalizar,
se celebra la ceremonia del Botafumeiro. Es este un gigantesco
incensario de plata, cuya perfumada humareda cumplía una doble función:
ritual, y purificadora del cargado ambiente, que las masas humanas de
peregrinos provocaban en el interior del templo. Ocho hombres, llamados
en gallego “tiraboleiros” (del latín “tirabulum”, incensario) lo
impulsan vigorosamente de extremo a extremo del crucero, trazando una
semicircunferencia que, cuando casi toca el techo, llega a alcanzar los
cincuenta metros de diámetro.
El Botafumeiro
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Uno de los lugares más importantes y simbólicos de la catedral de Santiago de Compostela es la Puerta Santa o del Perdón. Fue construida o abierta en el siglo XVII y es la meta de los peregrinos que llegan hasta allí para ganar el jubileo, privilegio que data de siglo XII, mediante bula del Papa Alejandro III. Permanece siempre cerrada, pudiéndose utilizar excepcionalmente los Años Santos o de la “Gran Perdonanza”, es decir, aquellos años en los que el 25 de julio, solemnidad de Santiago, apóstol, coincide en domingo, circunstancia que se repite en secuencias de 11, 6, 5 y 6 años (y vuelta a empezar). Su apertura, pues, marca el inicio del año del jubileo. La Puerta Santa habla de la peregrinación como de penitencia, y aun como de penitencia sacramental, por lo que también es llamada “Puerta del Perdón”, de donde en perspectiva cristiana evoca o simboliza el paso o tránsito que cada creyente está llamado a dar del estado de pecado al de la gracia; o también el paso definitivo y último del hombre desde este mundo al Padre celestial. De esta suerte, el gesto de entrar en el sacro recinto, a través de la Puerta Santa o del Perdón, deberá estar unido a la celebración de los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía a fin de llegar a tener acceso al amor misericordioso de Dios Padre.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyBgoXnTXy7C7rfL72uEIsTG0CKcc5FHw_aZPyN5LkxsjbW_wXoz-rea-LXRS0nCPcuNK0lQYIRsyn56sIOkoa6-MD3LHCiaWeruB7E-jfMp6zWOpmpfCDeBW6UlVzw3DRlUJGhy85aV1K/s320/la+compostela.jpg)
Este es el documento acreditativo que, siguiendo con una tradición que procede del siglo XIV, se otorga a quien demuestre haber peregrinado a Compostela
“Peregrinar no es simplemente visitar un lugar cualquiera para admirar sus tesoros de naturaleza, arte o historia.
Peregrinar significa, más bien, salir de nosotros mismos para ir al encuentro de Dios allí donde Él se ha manifestado, allí donde la gracia divina se ha mostrado con particular esplendor y ha producido abundantes frutos de conversión y santidad entre los creyentes” (Benedicto XVI - 6/XI/2010 en Santiago de Compostela)
[1] Rigurosa lección de Teología bíblica y sublime manifestación lírica, está considerado como la obra maestra del arte románico español, con más de 200 estatuas distribuidas en los tres arcos correspondientes a las tres naves.
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