El Camino Francés
Como su nombre
lo indica, comienza en la frontera con Francia y se ingresa a suelo español por
dos poblados: Roncesvalles o Jaca. Son 790 km que se caminan en 30 días
aproximadamente, aunque, lógicamente limitaciones físicas, de tiempo o de
cualquier tipo, hacen que la duración sea muy variable. Nosotros nos
encontramos con peregrinos que llevaban 2.000 km. caminando.
Riquezas del Camino
Cada
unos pocos kilómetros el peregrino se encuentra con poblados en los que
satisfacer sus necesidades biológicas (comer, dormir) y, sobre todo, gozar con
sus riquezas arquitectónicas (capillas, catedrales, puentes, edificios),
escultóricas, leyendas, tradiciones, anécdotas que, a la par que deleitan el
alma, enriquecen su cultura. Nos detendremos en algunas que especialmente nos
conmovieron.
Roncesvalles
Allí tuvo lugar la famosa batalla
en el año 778, en la que tropas de Carlomagno dirigidas por Roldán, caían
víctimas de una emboscada de los musulmanes usurpadores. El heroísmo del jefe
militar fue destacado por el Cantar de Rolando (Chanson de Roland), el más
antiguo de los cantares de gesta románicos.
Roldán o
Rolando sobrino de Carlomagno y gobernador de la marca de Bretaña llegó a ser
el modelo ideal del guerrero legendario franco. En el valle de Roncesvalles,
donde 200.000 sarracenos fueron a sorprender la vanguardia franca mandada por
Roldán, el soldado Ganelón traicionó a los francos indicando a sus enemigos la
ruta secreta que seguía el guerrero legendario. Encerrada la vanguardia del
ejército franco en la garganta del estrecho valle y rodeado de enemigos,
combatió Rolando ferozmente, sin descanso. Sin embargo al ver la difícil
situación en que se encontraba y a instancia de Oliveros, Rolando tocó
desesperadamente su cuerno demandando auxilio a Carlomagno que venía en la
retaguardia. Llegó el lejano sonido a los oídos del emperador y dijo: “Es mi
sobrino que me llama”. “No,- dijo el traidor Ganelón, que le acompañaba-
vuestro sobrino está de caza en las montañas”. Lo creyó Carlomagno y continuó
tranquilamente su camino. Rolando tocó nuevamente su cuerno con tanta fuerza y
desesperación que se le rompieron las venas del cuello. Antes de expirar,
temiendo que su invencible espada cayera en manos enemigas prefirió romperla
contra una roca; sin embargo la espada hendió en el peñasco de arriba abajo,
dejando como recuerdo la famosa “Brecha de Rolando”. Cuando Carlomagno llega al
lugar de los hechos, encuentra a su sobrino Rolando muerto, es así que se lanza
contra Marsilio, derrotándolo. Posteriormente somete a juicio a Ganelón y lo
castiga dándole muerte.
Pamplona
Patrono de esta ciudad es San Fermín. Siendo joven, fue
enviado a Tolouse por su maestro San Honesto, para su formación. Fue consagrado
Obispo de Pamplona por San Honorato. Después de trabajar incansablemente en la
diócesis de Pamplona, San Fermín, enterado de la persecución desatada en la
Galia (Francia), marcha presuroso con ánimo de fortalecer a aquellos
cristianos. A su paso no deja de predicar el Evangelio y confortar a todos,
hasta que en Amiens es detenido. El pretor de aquella provincia le amenaza con
atroces tormentos e ignominiosa muerte si no rinde culto a los ídolos. Con
increíble valentía San Fermín replica: “¿Cómo
te atreves a pensar que la diversidad y multiplicidad de tormentos pueden hacer
temblar a un siervo de Aquel que es dueño del mundo?”
El pueblo de Amiens, testigo de la caridad y milagros del
santo, protesta de su detención y, para evitar un posible tumulto, el
gobernador se ve precisado a dejarle en libertad, pero mandando en secreto que
algunos sicarios le dieran muerte lo antes posible. Así, un 25 de setiembre del
año 303, la espada segaba la cabeza de San Fermín, que había sido encarcelado
de nuevo. Se cumplían las palabras de San Honorato: “No temáis, pues que el Señor os acompaña; pero sabed que tendréis
mucho que padecer por su nombre antes de alcanzar la corona de la Gloria.”. En
aquella ciudad francesa descansa su cuerpo.
Su
nombre fue San Fermín
Y
el martirio su corona.
¿Qué
más se puede decir
Del
que transformó en jardín
Celestial
todo Pamplona?
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En el
canto de la alondra
Esta
verdad percibí:
Lo que el
Papa es para Roma
Eres tú
para Pamplona
Dulce
Patrón San Fermín
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Irache
En el pueblo navarro de Ayegui se encuentra el Monasterio Santa María la
Real de Irache. Desde el año 1054, rigió la abadía San Veremundo quien se hizo
famoso por su caridad y su amor a la Virgen de Irache. Entre los milagros de
San Veremundo está el de la paloma nutricia: En tiempos de mucha hambre un día
acudieron en su demanda de ayuda al santo unos 3.000 hombres. No habiendo
regresado los criados que había mandado en busca de comida fuera de la
provincia, en el monasterio no había con qué socorrer a los cuitados
congregantes. Llenos de pena empezaron a
gritar, pues no tenían fuerzas para ir a otro lugar. San Veremundo se
llegó al Altar para celebrar la Santa Misa, pidiendo a Dios remediase la triste
situación. En esto “bajó una paloma
blanca del cielo, la cual andaba revoloteando sobre las cabezas de cada uno,
casi queriéndolas tocar, y luego subió al cielo a la vista de todos. Después de
esto, cada uno de los que estaban presentes sintió en sí tanta hartura y quedó
cada cual tan satisfecho como si hubiera comido espléndidos manjares. Dando
gracias a Dios, juntamente con San Veremundo, alegres volvieron a sus casas.” El
santo falleció el 8 de marzo de 1092. De allí el refrán: “Mientras el mundo sea mundo, el 8 de marzo, San Veremundo”.
Pero no sólo este pueblo es famoso por el Monasterio y la
historia de San Veremundo, sino también por la hospitalidad de sus habitantes.
Testimonio de ella es la Bodega de Irache que, para regocijo de los peregrinos
construyó, en uno de los muros de la bodega, la Fuente del vino. En un recinto con una bella imagen de
Santiago peregrino, dos canillas, una de
vino y otra de agua, permiten al caminante disfrutar de las bebidas para
retomar fuerzas para seguir adelante. Una inscripción al lado de la fuente
reza: “A beber sin abusar, le invitamos
con agrado, para poderlo llevar, el vino ha de ser comprado”.
Logroño
En la provincia de La Rioja, famosa por sus vinos, nos
encontramos con la capital Logroño, ciudad de origen romano que se extiende a
orillas del Ebro y fue incorporada al reino de Castilla en el año 1076.
Entre
las muchas y muy bellas capillas de la Catedral, se encuentra la de las Reliquias y de San Pedro en cuyo
deambulatorio, detrás del Altar Mayor, hay un pequeño cuadro pintado por Miguel
Ángel en el año 1540. En la Capilla del
Pilar (2° lat derecho), se recoge la tremenda impresión causada por el
cadáver de la emperatriz Isabel a San Francisco de Borja y al séquito que la
conducía a Granada, el año 1539. “No
volveré a servir a amo que se me pueda morir”, exclamó el Duque de Gandía y
futuro santo jesuita.
Clavijo
Cuenta la leyenda que, hacia finales del siglo VIII d.C la supremacía del Emirato de Córdoba en la Península era indiscutible. La sombra de Abderraman I era demasiado alargada y densa, pesando demasiado en el débil e incierto Reino de Asturias. El que mejor sintió su impotencia frente a la media luna fue el rey Mauregato, hijo bastardo de Alfonso I, que para conseguir el trono se apoyó en el poder del alfanje del emir de todo el Al-Andalus (783). Como premio por haberle alzado a lo más alto decidió pagarle con el vergonzoso botín llamado míticamente el Tributo de las Cien Doncellas.
Este ignominioso trato consistía en entregar cada cierto tiempo un total de cien doncellas, mitad de alto linaje y otra mitad del pueblo llano, con dirección al harem del emir o de los más potentados prometiéndoles un terrible destino de muerte y vergüenza. Estas pobres mujeres iban escoltadas hacia terreno musulmán en donde eran abandonadas a su suerte causando un gran desasosiego entre sus familiares pues sabían que era la última vez que las veían con vida. Este hecho escandaloso no podía seguir por más tiempo y en el 788 el conde Don Arias y el conde Don Oveco decidieron acabar con la vida del rey. Se entronizó entonces a Bermudo I que ofreció cambiar el tributo por un pago anual en metálico. Y siguiendo el tiempo Alfonso II el Casto también se plantó ante las exigencias musulmanas provocando la famosa Batalla de los Lodos.
Pero a pesar de la derrota Abderrahman forzó al sucesor de Alfonso II, Ramiro I, a volver al deshonroso tributo. El reino de Asturias volvía a ser débil, llevado acá y allá por los caprichos del emir de Córdoba. Los habitantes de Simancas decidieron enfrentar al Emir, aunque éste era más poderoso. El rey Ramiro, viéndose vencido se refugió cerca de un bosque. Allí, en la tranquilidad de la noche, cuando las cigarras cantan y el búho es el señor del bosque, al rey se le presentó en sueños el apóstol Santiago que le dijo:
Ten valor, pues yo he de venir en tu ayuda y mañana, con el poder de Dios, vencerás a toda esta muchedumbre de enemigos, por quienes te ves cercado.
¡Y vaya si vino! Al día se produjo la mítica Batalla de Clavijo donde muchos soldados cristianos y musulmanes vieron con sus propios ojos como un caballero, en un caballo blanco que portaba en una mano una gran espada y en la otra una cruz, y que estaba rodeado de un halo divino, segaba la vida de más de 70.000 enemigos de las huestes ismaelitas. Éstos huyeron despavoridos ante este milagro quedando a los cristianos en el campo como auténticos vencedores. Santiago persiguió a los musulmanes y no cesó de estar a sus espaldas hasta llegar a la comarca riojana de Jubera, donde desapareció tras oírse un trueno muy grande.
Aquella extraordinaria victoria tuvo como consecuencia que se retirara para siempre la entrega de las Cien Doncellas y por otro la instauración del Voto de Santiago por el cual, en agradecimiento por la intervención del Apóstol, los campesinos del norte de la Península, se comprometían a pagar un diezmo a la Catedral de Santiago de Compostela. Las Cortes de Cádiz abolieron dicha obligación en 1812.
Aun hoy se sigue celebrando el Tributo de las Cien Doncellas en diferentes partes de España como en La Rioja, Soria y Teruel. En León, por ejemplo, se las denomina como Las Cantaderas, las cuales son conducidas cada año por la figura de La Sotadera.
Santiago el del Trueno
Al Rey Ramiro bendijo
Y vencido el agareno
El Apóstol dejó lleno
De su presencia a Clavijo.
(En la próxima parte: Santo Domingo de la Calzada, Burgos, La Chopera de las Lanzas, Cruz de Ferro, Cebreiro, Monte del Gozo, Compostela)
Es realmente maravillosa la lectura de todos estos pasajes referidos al Camino de Santiago, porque nos conectan con una época llena de espiritualidad y que hoy todavía podemos vivirla plenamente, si nos convertimos en peregrinos.
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