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Nota del editor: hemos agregado subtítulos y entregaremos el texto en dos partes para facilitar su lectura.
Consideraciones acerca del 12 de octubre de
1492
Ignacio G.
Tejerina Carreras
América y la polémica del Descubrimiento
Podemos inferir que América es un continente que ha nacido de la polémica. Cuando decimos América, vamos a referirnos al Nuevo Mundo, es decir, aquél que surge de la llegada de Europa a nuestras costas. Es decir, hay un antes y después del 12 de octubre de 1492. A partir de ese instante lo que hoy conocemos por América comienza un proceso de largo alcance del que quienes vivimos en el siglo XXI somos el resultado de cinco siglos de desarrollo y evolución. Este proceso ha tenido distintas interpretaciones y se ha llegado mucho más a discutirlo que a comprenderlo. Eso es algo que si bien por una parte es bueno y necesario, puede producir una especie de paralización y esterilización innecesaria. Como todos sabemos, fueron varios los pueblos europeos que se acercaron a estas tierras y que se asentaron en ellas, siendo primeros los españoles seguidos por portugueses, ingleses, franceses y holandeses. Cuando dijimos que sobre América mucho se ha polemizado y discutido y poco comprendido, nos estamos refiriendo exclusivamente a la América colonizada por España. Es por todos sabido la gran resistencia que surgió hace ya varios años, en la década del ´80, cuando se formaron en nuestros países latinoamericanos las comisiones nacionales de homenaje y recuerdo al V Centenario del descubrimiento de América. Por esa época algunos dirigentes políticos o movimientos sociales se pronunciaron en contra de la celebración y tomaron como bandera de lucha todos los cuestionamientos a la implantación española en nuestro continente, planteamientos elaborados a través de los siglos en lo que se dio a llamar la Leyenda Negra.
Podemos inferir que América es un continente que ha nacido de la polémica. Cuando decimos América, vamos a referirnos al Nuevo Mundo, es decir, aquél que surge de la llegada de Europa a nuestras costas. Es decir, hay un antes y después del 12 de octubre de 1492. A partir de ese instante lo que hoy conocemos por América comienza un proceso de largo alcance del que quienes vivimos en el siglo XXI somos el resultado de cinco siglos de desarrollo y evolución. Este proceso ha tenido distintas interpretaciones y se ha llegado mucho más a discutirlo que a comprenderlo. Eso es algo que si bien por una parte es bueno y necesario, puede producir una especie de paralización y esterilización innecesaria. Como todos sabemos, fueron varios los pueblos europeos que se acercaron a estas tierras y que se asentaron en ellas, siendo primeros los españoles seguidos por portugueses, ingleses, franceses y holandeses. Cuando dijimos que sobre América mucho se ha polemizado y discutido y poco comprendido, nos estamos refiriendo exclusivamente a la América colonizada por España. Es por todos sabido la gran resistencia que surgió hace ya varios años, en la década del ´80, cuando se formaron en nuestros países latinoamericanos las comisiones nacionales de homenaje y recuerdo al V Centenario del descubrimiento de América. Por esa época algunos dirigentes políticos o movimientos sociales se pronunciaron en contra de la celebración y tomaron como bandera de lucha todos los cuestionamientos a la implantación española en nuestro continente, planteamientos elaborados a través de los siglos en lo que se dio a llamar la Leyenda Negra.
A todo esto, los
países latinoamericanos con nombres diferentes recordaban los hechos del 12 de
octubre. Ya sea como el día del descubrimiento de América, o simplemente el
descubrimiento, o el día de Colón, o el día de la Raza, o día de la Hispanidad. En el
año 1917 el primer presidente que surgió de las filas de la Unión Cívica Radical,
el Dr. Hipólito Yrigoyen, firmó el decreto de su propia autoría que creaba el
día de la Raza,
y siempre fue enseñado como tal a los alumnos durante decenas de años, incluso llamándole Día de la Hispanidad y utilizando
un símbolo que fue creado y aceptado por todos los países americanos en 1938
que fue la bandera de la
Hispanidad, donde sobre un fondo blanco lucían las tres
cruces de las carabelas en color morado y arriba de ellas un sol naciente de
origen incaico que expresaba precisamente la unión de las dos razas, la europea
y la originaria americana.
¿Día de la Raza?
Ya entrada la década
del ´80 tímidamente comenzaron los cuestionamientos sobre por qué este día se
llamaba Día de la Raza
y cuál era su significado. La verdad es que ameritaba una respuesta puesto que
después de las Segunda Guerra Mundial, donde hubo tantos muertos en el famoso
holocausto judío, gitano y armenio debido a problemas raciales, la palabra raza
tenía una connotación digamos que polémica, más aún teniendo en cuenta que
desde un punto de vista estrictamente científico se había comprobado que no
había diferencias sustanciales entre los que calificábamos como razas
diferentes y que no se podía en rigor hablar de superioridad o inferioridad
entre las razas.
Pero el sentido que
Yrigoyen le dio era totalmente distinto y se asemejaba e igualaba con el mismo
concepto que se usaba en otros lugares de América, como Vasconcelos en México o
Henriquez Ureña, José Enrique Rodó, etc., que hablaban de raza como estirpe o
como algo cósmico. Manuel Gálvez escribía sobre el solar de la raza y todos hablaban
de raza, pero ninguno hacía alusión directa a lo biológico, sino, repetimos, a
una cuestión de rango espiritual o cultural. Lo que todos ellos querían decir
era que el europeo llegado a América y en un medio diferente al solar nativo se
transforma, cambia sus expectativas de vida y busca de asimilarse a la nueva
tierra. El producto de su unión con mujer española y mujer indígena va a dar su
fruto en lo que se dio a llamar el criollo, que podemos afirmar que es la mejor
herencia y legado dejado por la conquista. Por eso es que nosotros insistimos
en que a partir del 12 de octubre de 1492 es cierto que surge un nuevo mundo y
ese nuevo mundo es la
América Criolla, es la novedad, novedad en la que interviene
simultáneamente el blanco europeo español y los pueblos originarios, porque
ambos van a construir una sociedad diferente no sólo culturalmente, socialmente
y económicamente, sino biológicamente. Eso será la sociedad hispanocriolla,
mestiza por excelencia, la que va a dar origen a lo que mal se la llama América
latina, y por bien llamada Hispanoamérica o Iberoamérica. Eso no significa para
nada la desaparición de pueblos aborígenes porque ellos van a seguir vigentes
aún donde más se acentuó el proceso de mestización inigualado en la historia
universal, proceso que podemos ver hoy a al vista cuando advertimos el
porcentaje de población mestizada a lo largo de América de sangre europea,
americana, nativa y asiática. Cada uno de esos aportes sanguíneos han dejado su
marca indeleble en nuestra sociedad. Por ello es que podemos calificarla de una
sociedad abierta y donde, si bien pueden subsistir como fenómenos de rezago
algunas discriminaciones por origen étnico, pero con categoría sólo de hechos
policiales. Esa mixturación que se ha dado entre los pueblos y las razas en
Iberoamérica, se ha expresado claramente en su música y su folclore, allí
podemos ver y sentir con claridad la presencia impar de la raza negra en las
manifestaciones más rítmicas de nuestra música latinoamericana, que a pesar de
haber sido una raza que sufrió la tortura de la esclavitud, produjo hechos
musicales de excelencia. Como contraste, tenemos de los pueblos aborígenes
andinos, una expresión diferente y llena de melancolía.
La
cultura hispano-criolla
Cuando los españoles
llegan a América no debemos olvidar de qué tipo de España vienen para
comprender mejor sus actitudes, sus hechos y su pensamiento. Ellos vienen de Europa educados en una España pre
renacentista con una cosmovisión impregnada de fe cristiana y bajo la guía de la Iglesia católica, de modo
tal que hombres con esa formación van a dar origen, una vez en nuestro
continente y con su mixturación con el mundo nativo, a la cultura
hispanoamericana, que no va a ser española, sino hispánica; y no va a ser sólo
americana, sino hispanoamericana. Sólo así podremos comprender que nuestra
cultura es única y una sola desde México a Tierra del Fuego y con un prototipo
humano en los diferentes países. Así podemos encontrar ese arquetipo en el
charro mejicano, el llanero venezolano, el gaucho rioplatense, llenos de similitudes en comportamientos, conductas, gustos y
folclore. Es notable cómo en la música regional es dable ver la presencia de
estas distintas corrientes que convergen en una sola, y tenemos así en nuestro
país, en la zona de Santiago del Estero, la famosa chacarera donde se conjugan
la guitarra traída por los españoles, el bombo indígena con cuero de vaca
traída por los españoles, y el violín, bien europeo. A todo lo que sea música,
pintura, literatura, toda expresión de arte, van a poder ser reconocidos los
componentes íntimos y allí encontraremos fundida en una sola cosa al componente
negro, americano, originario y español. Y acá debemos decir que la columna
vertebral de todo ello está dada principalmente por la lengua usada o común a
todos, la lengua de Castilla. Eso es lo que somos ahora y hemos sido desde hace
5 siglos.
La
historia de América
Un capítulo no bien
estudiado, diría que pésimamente estudiado, en nuestra historia tanto argentina
como hispanoamericana, son los períodos precolombino y el período que algunos
llamamos hispánico y otros colonial. Ricardo Rojas, ese extraordinario pensador
y escritor nuestro, decía que por un prejuicio caucásico no habíamos estudiado
a fondo el período aborigen y por un prejuicio patriótico habíamos estudiado
mal el período colonial y que era el momento de cambiar las cosas. Y para dar
un ejemplo de esa desinformación que tenemos, no hay mejor ejemplo, valga la
redundancia, que el hecho de no clarificar con exactitud el protagonismo de esa
nueva estirpe o raza, como la llamara Yrigoyen, la criolla, no sólo en el
desarrollo, paso a paso, de la nueva sociedad, sino en el papel prioritario que
le cupo en su batalla por la independencia de estos nuevos países que nacían
del seno de esta sociedad que habían formado junto a la Madre Patria.
A los pequeños grupos
de españoles que vinieron a partir del 12 de octubre se le fueron agregando por
supuesto cada vez más individuos. Y ya con la presencia de mujeres españolas en
algunos casos e indígenas en otros, fueron naciendo nuevos seres humanos que a
partir de su nacimiento ya sentirán como suya esta tierra, tanto el niño
criollo, hijo de españoles como criollo mestizo no van a sentir ni pensar igual
que sus padres, y este hecho se repetirá por miles. Está comprobado que en
nuestro país, después de la fundación de las primeras ciudades, el grupo de
españoles provenientes de la Península Ibérica al lado de los llamados
españoles americanos o criollos es bastante inferior, de modo tal que eso nos
está diciendo de la importancia que tuvo, tanto en los primeros tiempos como en
la parte medular del desarrollo cultural, la impronta de la nueva estirpe.
¿Cuándo
nació la Argentina?
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En la próxima entrega: Individualismo
de pensamiento
Excelente la nota. Espero su continuación. Gracias. Ricardo S. Curutchet
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