Del último Boletín n. 7 del Instituto de Cultura Hispánica tomamos estos dos artículos para prepararnos para el Curso de Historia del Arte Contemporáneo que se desarrollará el 30 y 31 de octubre en San Rafael, Mendoza.
Historia de la arquitectura europea
por Cristina Arranz
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HISTORIA DE LA ARQUITECTURA DESDE EL SIGLO XVIII A INICIOS
DEL SIGLO XX
Después de
la exaltación fantástica y la ilusión de movimiento que caracteriza el barroco,
el neoclasicismo impone el regreso a la norma clásica, destacando otros valores
estéticos, como la proporción y el ritmo.
Más adelante, Napoleón extenderá la
moda del clasicismo francés por casi toda Europa y tras su caída, surgirá la
propuesta romántica de los nacionalismos, con sus distintas manifestaciones
historicistas. El eclecticismo de la Escuela de Beaux Arts de París tendrá una última
manifestación de alcance universal en el eclecticismo y entre fines del siglo
XIX e inicios del XX, surgirá la propuesta de renovación de las artes, que se
conoce como Art Noveau y tuvo distintas manifestaciones en Europa y los Estados
Unidos de América.¿Dónde está el texto inferior? |
Influencia hegeliana en el arte contemporáneo
por Andrea Greco de Álvarez
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El pensamiento estético de Hegel ha influido en la
historiografía del arte pero también en el desarrollo mismo del arte
contemporáneo.
Dice el crítico Ernst Gombrich: “Nunca debemos olvidar que la escritura de la historia puede influir a
su vez en el curso posterior de los acontecimientos, y que esta
retroalimentación (que probablemente Hegel habría llamado “dialéctica”) explica
la influencia decisiva de su filosofía de la historia” .
De la filosofía hegeliana sólo se puede sacar una conclusión:
cualquiera sea el propósito del Espíritu del Mundo, debe ser algo nuevo. Por lo tanto, lo viejo se devalúa; los
grandes maestros deben adelantarse a su tiempo para poder ser considerados
grandes maestros. Lo nuevo vale sólo por
ser nuevo.
Pero además, ¿cómo podemos saber lo que será apreciado en el
futuro?, ¿por qué debemos presuponer que la generación futura tendrá mejor
gusto que la nuestra? Porque para el optimismo hegeliano el proceso de
selección está en el futuro. Toda crítica contemporánea se vuelve imposible
porque puede resultar una blasfemia en el futuro. Al crítico sólo le
corresponde ver para dónde sopla el viento. Con lo que queda abolida la crítica
de arte. La tarea del crítico ya no será criticar “sino tomar el partido de los buenos”.
Citando a Popper, dice Gombrich “tras el optimismo metafísico acecha un gigante aún más peligroso: el
oportunismo metafísico” .
El progresismo en arte, la teoría de la vanguardia, no se
nutre exclusivamente de Hegel pero la filosofía hegeliana le ha hecho una
contribución esencial. El crítico se convirtió en heraldo del progresismo que
tenía la misión de hacer cumplir las profecías.
La crítica de Gombrich a
Hegel, y su influencia en el desarrollo del arte contemporáneo es cierta, pero
además hay otra cara del arte que nos muestra la inspiración artística como
soplo divino. No el Espíritu Colectivo, no la época, sino Dios mismo inspira al
artista y cuando no es así el artista se hunde en el fango. Por ello el poeta,
Leopoldo Marechal, nos muestra la verdadera cara del artista, como instrumento
y herramienta en las manos de Dios, cuando a partir del mito de Narciso
escribe:
“Hay dos Narcisos. Uno, asomado a las aguas exteriores, no ve
sino su propia imagen reflejada en ellas, enamórase de su propia imagen, y al
intentar alcanzarla muere por el amor de sí mismo: es un Narciso que "no
trasciende". Pero hay otro Narciso que "se transforma en flor":
asomado a las aguas, este Narciso feliz no ve ya su propia imagen, sino la
imagen del Otro; quiero decir que depone su forma de un día por la forma eterna
de lo que ama: es un Narciso que "trasciende".
Goya realizó un aguafuerte con el
título El sueño de la razón engendra
monstruos. Ése es el sueño del mundo actual, lo vemos en el arte, en la
palabra. Al desvincular la razón de la realidad o la verdad y al someterla a la tiranía de las potencias
inferiores y las pasiones, la razón termina engendrando monstruos.
Para no crear monstruos ¿qué deben
hacer la razón y sus productos (el lenguaje, el arte, etc)? Volver a su función
propia de puente, trampolín, imagen de la imagen. La razón hace como el espejo,
que sólo toma y devuelve una imagen del objeto enfrentado con él, y no el
objeto mismo. Por eso decimos que la razón especula
(o espejea), y que reflexiona (o
refleja). El objeto es la realidad misma, la realidad de la creación, de la
naturaleza, del hombre, de Dios mismo. Es necesario devolver al arte su
función, un medio al servicio de fines
más altos como mostrar realidades divinas, verdades metafísicas o heroicas.
Devolver al artista a su función social, alguien que
vive en la cultura de la que forma parte y que nos ayuda a ver más allá de las
apariencias de las cosas, a ver en lo
profundo.
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