Colegio Español de Nuestra Señora del Pilar y Santiago Apóstol

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jueves, 22 de octubre de 2015

Historia de la Arquitectura Europea por la Dra. Cristina Arranz - Influencia de Hegel en el arte por la Prof. Andrea Greco



Del último Boletín n. 7 del Instituto de Cultura Hispánica tomamos estos dos artículos para prepararnos para el Curso de Historia del Arte Contemporáneo que se desarrollará el 30 y 31 de octubre en San Rafael, Mendoza.


Historia de la arquitectura europea

por Cristina Arranz
 
HISTORIA DE LA ARQUITECTURA DESDE EL SIGLO XVIII A INICIOS DEL SIGLO XX 

Después de la exaltación fantástica y la ilusión de movimiento que caracteriza el barroco, el neoclasicismo impone el regreso a la norma clásica, destacando otros valores estéticos, como la proporción y el ritmo.
Más adelante, Napoleón extenderá la moda del clasicismo francés por casi toda Europa y tras su caída, surgirá la propuesta romántica de los nacionalismos, con sus distintas manifestaciones historicistas. El eclecticismo de la Escuela de Beaux Arts de París tendrá una última manifestación de alcance universal en el eclecticismo y entre fines del siglo XIX e inicios del XX, surgirá la propuesta de renovación de las artes, que se conoce como Art Noveau y tuvo distintas manifestaciones en Europa y los Estados Unidos de América.

 

 

¿Dónde está el texto inferior?

 

El texto inferior contiene citas del artículo de Gombrich, E.H. “Padre de la Historia del Arte”; Lectura de las “Lecciones sobre estética, de G.W.F. Hegel”, en: Tributos; versión cultural de nuestras tradiciones, México: Fondo de cultura Económica, 1991.

Influencia hegeliana en el arte contemporáneo

por Andrea Greco de Álvarez


El pensamiento estético de Hegel ha influido en la historiografía del arte pero también en el desarrollo mismo del arte contemporáneo.
Dice el crítico Ernst Gombrich: “Nunca debemos olvidar que la escritura de la historia puede influir a su vez en el curso posterior de los acontecimientos, y que esta retroalimentación (que probablemente Hegel habría llamado “dialéctica”) explica la influencia decisiva de su filosofía de la historia” .
De la filosofía hegeliana sólo se puede sacar una conclusión: cualquiera sea el propósito del Espíritu del Mundo, debe ser algo nuevo. Por lo tanto, lo viejo se devalúa; los grandes maestros deben adelantarse a su tiempo para poder ser considerados grandes maestros. Lo nuevo vale sólo por ser nuevo.
Pero además, ¿cómo podemos saber lo que será apreciado en el futuro?, ¿por qué debemos presuponer que la generación futura tendrá mejor gusto que la nuestra? Porque para el optimismo hegeliano el proceso de selección está en el futuro. Toda crítica contemporánea se vuelve imposible porque puede resultar una blasfemia en el futuro. Al crítico sólo le corresponde ver para dónde sopla el viento. Con lo que queda abolida la crítica de arte. La tarea del crítico ya no será criticar “sino tomar el partido de los buenos”.
Citando a Popper, dice Gombrich “tras el optimismo metafísico acecha un gigante aún más peligroso: el oportunismo metafísico” .
El progresismo en arte, la teoría de la vanguardia, no se nutre exclusivamente de Hegel pero la filosofía hegeliana le ha hecho una contribución esencial. El crítico se convirtió en heraldo del progresismo que tenía la misión de hacer cumplir las profecías. 
La crítica de Gombrich a Hegel, y su influencia en el desarrollo del arte contemporáneo es cierta, pero además hay otra cara del arte que nos muestra la inspiración artística como soplo divino. No el Espíritu Colectivo, no la época, sino Dios mismo inspira al artista y cuando no es así el artista se hunde en el fango. Por ello el poeta, Leopoldo Marechal, nos muestra la verdadera cara del artista, como instrumento y herramienta en las manos de Dios, cuando a partir del mito de Narciso escribe:
“Hay dos Narcisos. Uno, asomado a las aguas exteriores, no ve sino su propia imagen reflejada en ellas, enamórase de su propia imagen, y al intentar alcanzarla muere por el amor de sí mismo: es un Narciso que "no trasciende". Pero hay otro Narciso que "se transforma en flor": asomado a las aguas, este Narciso feliz no ve ya su propia imagen, sino la imagen del Otro; quiero decir que depone su forma de un día por la forma eterna de lo que ama: es un Narciso que "trasciende".
Goya realizó un aguafuerte con el título El sueño de la razón engendra monstruos. Ése es el sueño del mundo actual, lo vemos en el arte, en la palabra. Al desvincular la razón de la realidad o la verdad y  al someterla a la tiranía de las potencias inferiores y las pasiones, la razón termina engendrando monstruos.
Para no crear monstruos ¿qué deben hacer la razón y sus productos (el lenguaje, el arte, etc)? Volver a su función propia de puente, trampolín, imagen de la imagen. La razón hace como el espejo, que sólo toma y devuelve una imagen del objeto enfrentado con él, y no el objeto mismo. Por eso decimos que la razón especula (o espejea), y que reflexiona (o refleja). El objeto es la realidad misma, la realidad de la creación, de la naturaleza, del hombre, de Dios mismo. Es necesario devolver al arte su función, un medio al servicio de fines más altos como mostrar realidades divinas, verdades metafísicas o heroicas. Devolver al artista a su función social, alguien que vive en la cultura de la que forma parte y que nos ayuda a ver más allá de las apariencias de las cosas, a ver en lo profundo.

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